El restaurante Ivy de Dublín ha sido condenado a pagar casi 10.000 euros en concepto de indemnización a dos antiguas camareras después de que el Tribunal Laboral dictaminara que habían sido despedidas injustamente de sus puestos de trabajo por sus actividades sindicales.
Las indemnizaciones son el resultado de un recurso interpuesto por la antigua jefa de camareras del Ivy, Lenka Laiermanova, y su compañera, Julia Marciniak, contra una sentencia de la Comisión de Relaciones Laborales que declaraba infundadas las quejas de que habían sido despedidas a causa de sus actividades sindicales.
El Ivy, que es operado por Troia (UK) Restaurants, alegó que las dos mujeres fueron despedidas como resultado de un incidente en el restaurante de la calle Dawson el 1 de marzo de 2019, cuando negaron a un cliente la oportunidad de dejar una propina con tarjeta de crédito alegando que las propinas solo podían pagarse en efectivo.
El Tribunal Laboral escuchó que la política de propinas en el Ivy había recibido una gran cobertura de los medios de comunicación en ese momento.
La Sra. Marciniak declaró que no se le permitía procesar el pago con tarjeta de crédito de los clientes y que había dispuesto que la Sra. Laiermanova se encargara de la factura.
Laiermanova explicó que había omitido la opción de la propina al procesar el pago con tarjeta de crédito porque no le parecía apropiado preguntar a un cliente descontento por el retraso en el pago de su cuenta si quería pagar una propina.
Ivy generaba sospechas sobre la buena fe de las acusaciones
La vicepresidenta del tribunal, Louise O’Donnell, dijo que la actuación del restaurante suscitaba serias dudas sobre la buena fe de las denuncias presentadas contra las dos mujeres.
El tribunal dictaminó que, según el balance de probabilidades, el director general del restaurante, Jamie Belton, había presentado deliberadamente un informe sobre ambas camareras como parte del proceso disciplinario que era incorrecto en cuanto a los hechos.
Señaló que el Sr. Belton había incluido una declaración no firmada y sin fecha supuestamente recibida de un miembro del personal en la que sólo se aludía a las actividades sindicales de las demandantes.
El tribunal dijo que el Sr. Belton era consciente de que la Sra. Marciniak tenía una primera y última amonestación por escrito tras el incidente del 1 de marzo y que más tarde convirtió una conversación entre el personal en una cuestión digna de suspensión.